Hace más de dos noches no consecutivas regresa con una
mirada sin reflejo, como cuervo sin carne ni sangre, como oscuridad sin
sentimientos, me mira y ella a mi, pero ya no le temo, y ella queda sosegada,
desnuda entre su manto, me mira, como buscándome, conquistándome para que le
ayude a salir de ese sitio, de esa tumba, de su tumba.
Frente a unas compuertas de granito opaco yacía una
advertencia en esa iglesia que tanto me llamaba la atención. "Si usted
cree en la verdad, este es el lugar indicado" Las paredes estaban rasgadas
como un depresión seca y harapienta tras el paso del tiempo, el crujir de las
puertas eran tan fuertes que podría despertar a los propios demonios.
Respire profundo y entre a ver qué deparaba ese sitio tan
austero. Dentro se encontraban personas rezando, era una simple iglesia, no había
nada de que asustarse.
El sitio estaba en ruinas, velas negras y rojas iluminaban
el sitio por doquier, manchas alquitranadas de sangre coagulada en algunas
paredes, la cúpula destruida y una imagen de una virgen caiga con los ojos
arrancados y sus senos al aire. Al pasar por el costado, la gente ni me
observaba. Una catatónica concentración cubría sus ojos de una nube deforme y
de silencio sordo. Sus ojos destilaban un polvillo oxidado y de sus bocas nacían
nubes de vapor por el intenso frio que segregaban las paredes. No dejaban de
mirar a la virgen que derramaba lo poco que quedaba de ese polvo antes de que
pudiese convertirse en cenizas.
Explore el sitio y hacia mi derecha, vi estatuas de santos
decapitados, otros con una cara deforme. Seguí por detrás de una escalera de
piedra que ascendía a un sitio donde se había derrumbado el techo y no había
mas escalones.
Justo detrás, más abajo en ese costado oscuro yacía una columna de piedra con
una inscripción en símbolos, había muchas combinaciones, probé hasta que mis
dedos sangraran, sesenta y cuatro combinaciones y di en la tecla.
La columna emitió un ruido áspero y se contrajo, dejando un
pasadizo con un agujero en su interior. Con sumo cuidado descendí.
El aire se sentía viciado, húmedo, me ahogaba la ceniza que corría
por todos lares, entre en una cámara exactamente igual a la de arriba, con una cúpula
desgarrada del otro extremo del área, una sala secreta. Se Observaban muchas imágenes
de símbolos ancestrales, todas atribuidas al mal, Kali Yuga, Pazuzu, Pishacha y
Lilith entre otras, todas rodeaban a una sola estatua. Esta se encontraba delante de mí, estaba inmóvil, tapada por
un velo apolillado, como un manto de plástico desgarrado por el
tiempo. Al tratar de mirarla bien, no podía creer lo que estaba viendo, era la
Parca. Esa misma que me quería matar en otro relato, pero se veía triste, gris,
sin vida en su muerte, quieta, sus oscuras cuencas oculares ya no reían como
antes.
Es ahí cuando observe que en un extremo del complejo había
una pala y sobre los pies de la misma con algunos adoquines triturados, tierra,
supe en ese instante que tenía que cavar, y sabía que tenía que hacerlo....
Si no hubiese sido por el despertador ya hubiese empezado a
desenterrar su cadáver vivo debajo de la tierra para devolverle su vida.
Me pregunte en ese instante, si estaba allí o si me había
buscado para que le ayude, pues era ya la tercera vez que me aparece el mismo
sueño, siempre el mismo. Espero pronto
desenterrarle y así quizás terminar con esta pesadilla lucida que me atormenta
todos los días de mi vida..
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